lunes, 23 de noviembre de 2015

VENTANA

Desde mi ventana.

Mario

 Recuerdo aquella mañana, en la que el viento tartamudeaba encima de la montaña. El aire fresco de la naturaleza, soplaba y soplaba alrededor de la montaña. Y hasta los nogales se fueron volando.
Unos días más tarde, se paró el viento y lució el sol por lo alto de la montaña. Días y días estuvieron con un sol resplandeciente.
 Pero ya vino otra vez el viento de la naturaleza.   Donde más fuerte soplaba era en el campo y allí, había una casa donde vivía Mario. La casa era de paja y Mario, siempre que hacía viento, tenía mucho miedo de que la casa se le fuera volando. Días y días el viento sopló y al ver que no se le iba volando, se le pasó el miedo. Cuando se le pasó el miedo, se paró el viento y lució el sol.
Él vió, que cuanto más miedo se tenga a algunas cosas, peor se pasa.
Semanas después se puso a soplar el viento y él recordó, que no hay que tener miedo y por confiarse, la casa se le fue volando. Entonces no sabía el qué hacer y se le ocurrió ir a casa de su amigo, llamado Óscar. Le dejó quedarse en su casa porque eran muy buenos amigos. Le dejaba comer, dormir y estar allí.
Pero un día, a Óscar le ocurrió una desgracia. Falleció por culpa de un tumor cerebral y Mario vivió triste, porque además de que le dejaba quedarse en su casa, eran muy buenos amigos y además, nunca en su vida había tenido un amigo tan bueno.
A Mario ese recuerdo de su amigo y todos los ratos que habían pasado juntos, nunca se le olvidarán. Siempre será su amigo y sabía que lo vería, cuando observará las estrellas desde su ventana en su nueva casa de paja.

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